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Conociendo a los Touristas |
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23 de febrero de 2012 Queridos amigos: Cuando los turistas están a punto de llegar a la entrada del Santuario, pueden ver el enorme espacio de estacionamiento cuesta abajo. En cuanto empezamos a internarnos al Santuario, conocimos a Isabel y a Ramsés, los dos provenientes de nuestro estado vecino de Morelos, quienes visitaban el Santuario de Monarcas por primera vez. Ramsés: "Supimos del Santuario por nuestros familiares, quienes nos animaron a venir. Nunca pensé estar en un lugar tan bonito. Me quedé pasmado cuando llegamos al Santuario. No podía creer que veía ésa increíble cantidad de mariposas en los árboles!" Isabel: "No puedo creer lo que ví hoy. La única sugerencia que yo haría es que hubiera más control en general, pues somos demasiada gente en el Santuario." Durante los siguientes 30 minutos caminando hacia el punto central del Santuario, los turistas encuentran guías cada 50 metros, quienes pueden ayudarlos en cualquier cosa. Ana, de 17 años de edad, estudiente de preparatoria, nacida en El Rosario, está orgullosa de su trabajo de fines de semana como guía asistente. Ana: "Amo lo que hago. Durante nuestro curso de entrenamiento aprendemos acerca de la larga migración y el tiempo que les toma a las Monarca llegar aquí, acerca de su ciclo de vida y de cómo ayudar a los turistas. También aprendemos cómo presentarnos en Inglés. Ahora sé mucho más acerca de mi tierra y estoy especialmente orgullosa de nuestra herencia natural." Durante éstos 30 minutos de caminata, los turistas pueden ver grandes letreros informativos a lo largo de ambos lados del camino, donde aprenderán acerca de la Reserva, de la Migración de la mariposa Monarca, sus necesidades de alimentación y cómo el hábitat del bosque les brinda protección. Una vez que llegamos a la colonia, pude entrevistar a cuatro estudiantes universitarios, Estefanía, Jesús, Emilio y Eva, quienes se mostraron amables y emocionados de poder expresar sus opiniones acerca de su visita. Estefanía, estudiante de Ingeniería Ambiental: "Lo que acabamos de ver, es una maravilla del mundo animal, en esta parte de nuestro país. No me importaría tener que pagar más en cuota de entrada si supiera que esto se destinaría a redoblar esfuerzos par contribuir a la preservación de este tesoro natural". Jesús, estudiante de Ciencias Forestales: "Yo diría que más que la presencia de guías entrenados para conducir y asistir a los turistas, es indispensable que sean Ingenieros Forestales quienes estén observando y regulando la visita de los turistas, así como explicando la importancia de la conservación de la Reserva misma. Sería muy importante enterar a la gente que la tala irracional en la región se está llevando consigo todo el Germoplasma, y por lo tanto, la degradación genética del bosque alterará poco a poco las características de la Reserva. Por el otro lado, éste sería un magnífico lugar para explicar a los visitantes provenientes de las grandes ciudades, que tarde ó temprano la contaminación alcanzará estas regiones y el ecosistema entero podría ser alterado sin remedio, si éstas no colaboran para contribuir a la preservación de nuestras reservas naturales." Emilio, Ingeniero Programador: "Yo diria que una mejor manera de controlar el flujo de turistas hacia la colonia podría lograrse si se organizaran grupos más pequeños con intervalos de tiempo entre sí". Eva, estudiante de Matemáticas: "Debemos estar conscientes de esta maravilla del mundo animal en nuestra región. Llevamos una enorme resposabilidad sobre los hombros en cuanto a su preservación". Unos pasos más adelante, llegué a la colonia y me asombré al ver lo que estaba frente a mis ojos: Desde el punto donde me detuve y mi vista podía alcanzar, puede contar al rededor de 70 árboles, todos cubiertos casi por completo con Monarcas, con sus brazos completamente doblados debido al peso de las mismas. En el camino de regreso, José Luis y Rafael, de 8 y 10 años de edad, estudiantes de primaria, me reconocieron como la repartidora de cartas de Journey North, y me pidieron un "aventón". Ellos viven en la comunidad de La Salud y trabajan en el estacionamiento del Santuario cuidando y limpiando carros, si los clientes lo piden. Ambos iban felices, pues se habían ganado cien pesos cada quién durante su día de trabajo. Cuando les pregunté que harían con su dinero, los dos contestaron en coro y sin titubear: José Luis y Rafael: "Se lo daremos a nuestras mamás para el gasto de la casa." Esto me conmovió e inmediatamente confirmé lo profundas que son nuestras raíces en cuanto a la solidaridad para con nuestras familias y el amor a nuestras madres, especialmente en regiones pequeñas como la nuestra. Con éstas increíbles impresiones regresé a casa ésa tarde, sintiéndome privilegiada de vivir en esta región y de haber tenido la oportunidad de mirar através de ésta ventana el día de hoy dese mi propia tierra. Su reportera local, Estela Romero |
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