La última visitante en el bosque
by Estela Romero
(English/Español)
17 de marzo de 2013
Queridos amigos:
Es Domingo. El día de hoy he sido la ú l t i m a visitante del Santuario. Comenzaba la puesta del Sol cuando comencé, por lo que los guías dudaron en dejarme subir. Después de explicarles mi especial interés por tomar algunas photos en el bosque, me permitieron pasar gratuitamente.
Los guías me advirtieron que encontraría racimos muy pequeños ya de mariposas y que las pocas que quedaban se encontraban ya muy dentro del bosque y muy dispersas como para apreciarlas, pero yo, valiente como algunas veces se me considera, decidí correr el riesgo bajo mi responsabilidad.
Una vez caminando en el bosque totalmente sola, nunca sentí antes éstas emociones. Después de todos éstos años, ésta temporada se ha dado la despedida más significativa a las Monarcas. Sabiendo que tal vez ya no las encontraría --y sabiendo de las muy pocas mariposas que hubo éste año--, me pesó mucho la gran reponsabilidad que éllas llevan consigo, pues deberán dar lugar a la próxima generación para lograr que la próxima Gran Migración sea posible. Ésto nos ha traído un sentimiento de desesperanza, tanto a ellas como a nosotros.
También me preocuparon los efectos de malas condiciones del clima en los últimos días, pues durante las últimas 48 horas sufrimos de lluvia prolongada y un poco de nieve nuevamente. Las temperaturas cayeron bajo los Cero grados Centígrados. Después de un invierno tan seco, me alivió ver la evidencia de humedad que dejó la lluvia a lo largo del camino, lo cuál es bienvenido para bien de nuestros bosques y nuestas siembras.
Cuando llegué a lo que había sido el centro del Santuario la semana pasada, descubrí que era demasiado tarde ya. Estaba totalmente vacío.
La única evidencia indeleble de que la Colonia había estado aquí en los letreros por un poco más de dos semanas era una ligera cubierta de mariposas muertas.
La oscuridad del bosque fué el momento más conmovedor para mí, pues ésta parecía ser la voz silenciosa de las últimas Monarca, cuya presencia majestuosa en algún lugar dentro de la oscuridad del bosque, me pedían dejarlas descansar ahora, y por último, dejarlas ir.
Miré hacia el cielo y vi la señal de mi regreso. Tenía que apresurarme a volver con tan sólo la mitad de la luz del Sol y la otra mitad de luz de la Luna.
Ya no quedaba tiempo para más lágrimas. Tenía que correr y salir del bosque. Mi lámpara no tenía más baterías y debía regresar antes que los guías comenzaran a preocuparse por mí.
La temporada ha llegado sin duda a su final. Los lugareños cerrarán sus pequeños restaurantes en tan sólo unos días y comenzarán a contar ansiosamente los meses hasta la Próxima llegada de las mariposas Monarca. Los vendedores de los alrededores montaban sus burros de regreso a casa cargando su mercancía sobrante.
Las pequeñas casas en las comunidades de alrededor, así como en nuestro pueblo, deben prepararse ahora para un tiempo de quietud y rezar porque las Monarca logren una supervivencia exitosa en su camino hacia el Norte.
Asi, ahora, debo expresar sólo un corto adiós a todos quienes han seguido a las Monarca durante su estancia de invierno en ésta región de Angangueo.
Adiós desde Michoacán, México.
Su reportera local,
Estela Romero
Angangueo, Michoacán
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